B2B, B2C, C2C…

No todo van a ser «latines» en nuestra colección de entradas de «léxico». Acrónimos y expresiones inglesas se van incorporando al lenguaje del Derecho de obligaciones y contratos por varias razones. A la difusión del inglés como nueva lengua común de comunicación, se une la popularización de expresiones inglesas que trajo Internet y su regulación, donde los norteamericanos han tenido siempre la primera palabra y casi siempre la última. Además, la flexibilidad y concisión de la lengua inglesa (por ejemplo, email frente a correo electrónico) la hace especialmente apropiada para recoger en pocas palabras, cuando no simples acrónimos, categorías, reglas o hechos complejos. 

1. B2B, B2C y C2C

Estos acrónimos, que proceden del comercio electrónico, se basan en el empleo del numeral «2» como equivalente a «to» (2 = two).

B alude a Business, es decir, empresa o profesional.

C significa Consumer, es decir, consumidor o particular.

Entonces:

  • B2B (Business to Business): Contratos entre empresas o profesional
  • B2C (Business to Consumer): Contratos por los que una empresa o profesional vende o presta un servicio a un consumidor
  • C2C (Consumer to Consumer): Contratos entre particulares.

2. Otros

Con menos frecuencia se emplean otros acrónimos análogos.

Para empezar, C2B (Consumer to Business); particular que vende a empresa su vehículo de segunda mano o una antigüedad; particular que permite la inserción en su blog  de publicidad para ganar unos euros, etc.

También se emplean combinación con las letras A (Administration) o G (Government), para referirse a la Administración (A2A, relaciones entre Administraciones; B2A, relación entre empresa y Administración, por ejemplo, contratos públicos; o con la letra E (Employee). para referirse al trabajador (B2E, relación laboral).

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